9 DE JULIO: DÍA DE LA INDEPENDENCIA ARGENTINA



En 1816,
convergieron dos hechos fundamentales para la historia nacional: la declaración
de la Independencia y la organización final del plan continental del general
José de San Martín, que sería el garante de esa independencia y la llevaría más
allá de las Provincias Unidas.





El contexto
internacional en el que esto ocurría era complejo: España se había liberado de
los franceses y el rey Fernando VII había vuelto al trono y se predisponía a
recuperar los territorios americanos que estaban en manos de los
revolucionarios. El ejército realista había comenzado a avanzar por toda la
región derrotando a una parte de los movimientos independentistas americanos.





Ante esa
situación, las Provincias Unidas se juntaron para decidir qué hacer frente al
peligro realista. El Congreso General Constituyente de las Provincias Unidas en
Sudamérica se reunió en San Miguel de Tucumán para limar asperezas entre Buenos
Aires y las provincias, pues sus relaciones estaban deterioradas.





Cada provincia
eligió un diputado cada 15.000 habitantes. Las sesiones del Congreso se
iniciaron el 24 de marzo de 1816 con la presencia de 33 diputados de los 34
elegidos.





Finalmente, y
después de arduas discusiones, el 9 de julio de 1816 los representantes
firmaron la declaración de la Independencia de las Provincias Unidas en
Sudamérica y la afirmación de la voluntad de “investirse del alto carácter de
una nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y
metrópoli” y “de toda otra dominación extranjera”. De este modo, después del
proceso político iniciado con la Revolución de Mayo de 1810, se asumió por
primera vez una manifiesta voluntad de emancipación.





La Proclama de
la Independencia





Mientras
preparaba en Cuyo al Ejército que cruzaría Los Andes, San Martín se mostraba
impaciente para que el Congreso reunido en Tucumán proclamara la Independencia.
En una de las cartas que mantiene con uno de los congresales, el representante
de Cuyo, Tomás Godoy Cruz, escribía: "¿Hasta cuándo esperamos para
declarar la Independencia? ¿No le parece a usted una cosa bien ridícula acuñar
moneda, tener el pabellón y cucarda nacional, y por último hacer la guerra al
soberano de quien en el día se cree dependemos?". Y concluía: "Veamos
claro, mi amigo, si no se hace, el Congreso es nulo en todas sus partes, porque
reasumiendo este la Soberanía, es una usurpación que se hace al que se cree
verdadero, es decir a Fernandito".





El contexto
era sumamente complejo, los realistas habían recuperado amplios territorios en
América, entre ellos, Chile y buena parte del Alto Perú, lo que constituía toda
una amenaza para las Provincias Unidas. En Europa, se asistía a la restauración
de las monarquías; en la Banda Oriental, podía constatarse el avance portugués;
y en el plano interno, las relaciones entre el gobierno central y el litoral
estaban quebradas. Asimismo, las relaciones entre Buenos Aires y provincias que
participaban del Congreso no estaban exentas de tensiones.





Finalmente, el
acta de la Independencia se firmó el 9 de julio de 1816, donde prevaleció una
postura que representaba el mandato de la mayoría de las provincias: investir a
las Provincias Unidas del "alto carácter de una nación libre e
independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli". Quedaba
expresamente rechazada toda fórmula intermedia que habilitara algún tipo de
protectorado. Se trató, pues, de una manifestación clara, acorde con el pedido
de San Martín, de declarar la Independencia absoluta de las Provincias Unidas
respecto a la corona española y "de toda otra dominación extranjera",
según la fórmula agregada a la proclama días después en las siguientes sesiones
del Congreso.





La proclama se
publicó en español. También en quechua y aymará con el fin de incorporar al
proceso a los pueblos originarios.





Fuente y más información: argentina.gob.ar