22 DE FEBRERO: DÍA DE LA ANTÁRTIDA ARGENTINA
El día 22 de febrero se conmemora
el Día de la Antártida Argentina, ya que se cumplen 117 años de la permanencia
ininterrumpida de los argentinos en el “continente blanco”; a partir de ese día
del año 1904 flamea la Bandera Argentina en la Isla Laurie del grupo de Islas
Orcadas, al ser inaugurada la actual Base Orcadas.
Para conmemoran esta tan
importante fecha, le pedimos al Capitán de Navío Raúl Eduardo Benmuyal que nos
ilustre con algunas de sus ricas vivencias, durante sus más de 15 años de
servicio en diferentes tareas dentro de la Fuerza Naval Antártica de la Armada
Argentina:
Cuando se me pidió que escribiera unos párrafos contando anécdotas de mi trabajo en el Continente Blanco, para recordar los 117 años de presencia argentina en la Antártida, a celebrarse este 22 de febrero, muchos recuerdos pasaron por mi mente, comenzando por mi primer viaje a ese punto austral de nuestro país en noviembre de 1973, cuando era un joven oficial de nuestra Armada a bordo del transporte ARA Bahía Aguirre.
Desde ese momento hasta agosto de 2002, última vez que fui a la Antártida pasaron muchas historias y muchos cruces del embravecido Pasaje de Drake (más de treinta), pero quizás las dos que mas me marcaron fue mi participación en mi primera campaña antártica entre noviembre de 1973 y abril de 1974 donde aprendí a conocer y a amar a este fascinante continente que te atrapa con su belleza, con su fauna y con sus tormentas.
De este primer viaje, con apenas 21 años y enfrentando, en pleno cruce, a un Drake enojado y furioso, debimos salir a cubierta a acomodar las capas de la bodega de proa debido a que se estaban volando y eso generaría que el agua entrase a la misma (En esa época las bodegas se cerraban con cuarteles-tablones-y se los cubría con capas de lona impermeable), cuando en ese momento, un gran golpe de mar hizo que la proa penetrase profundamente en el agua y una ola me arrastro contra la borda sacando medio cuerpo por la misma, pero afortunadamente la mano de mi jefe, el teniente de Navío Paul Pueyrredón, consiguió asirme y traerme nuevamente hacia dentro del buque y evitó que Neptuno me llevara con él. Allí supe lo que era la furia del mar.
La otra anécdota que me permito recordar y que fue la culminación de mi carrera naval fue cuando en mayo de 2002, siendo yo ya Capitán de Navío y Comandante de la Fuerza Naval Antárticay Comandante Conjunto Antártico abordo el Rompehielos ARA Almirante Irizar, me tocó, planificar, ejecutar y asistir al buque Magdalena Oldendorff, el cual se quedó atrapado entre los hielos en pleno invierno polar con científicos y tripulantes a bordo.
La planificación fue complicada pues se iría a un área en el continente Antártico al cual ningún otro buque había navegado en invierno, con escasas horas de penumbra y un sol que no superaba el horizonte y una temperatura que oscilaría entre 30 y35 grados bajo cero.
Nuestro rompehielos zarpó a mediados de junio había la Antártida, con muchas esperanzas de poder arribar y asistir al buque siniestrado y luego de muchas vicisitudes pudimos llegar hasta él cuando solo le quedaban 3 días de combustible para alimentar a los generadores y a la calefacción. La alegría por parte de ambas dotaciones fue enorme e inmediatamente comenzamos el reaprovisionamiento del Magdalena Oldendorff.
Luego de intentar sacarlo a aguas libres y debido a las presiones de las masas de hielos que nos rodeaban el Magdalena permaneció en aguas seguras abastecido de combustible y víveres, con personal de sanidad de la Armada Argentina hasta el siguiente verano austral. Y nosotros, con nuestro rompehielos pudimos sortear los increíbles mantos de hielo, localizando una falla en los mismos y alcanzando aguas libres en una longitud al este de la isla de Madagascar.